27 Jun Potencia contratada made in Spain
Seguimos con la factura eléctrica y sus trampas, la trama de la estafa en el recibo solo es posible por la complicidad entre el Ministerio de Industria, puertas giratorias, y las eléctricas.
Hoy toca hablar sobre la estafa del término de potencia, un coste fijo, un pago más que pagarás cada mes en tu recibo consumas o no la electricidad. Además recordemos que el año pasado subió un 100%, esto desvela que la política energética general está en contra del ahorro y la eficiencia.
Independientemente de nuestro tipo de tarifa, el recibo incluye siempre dos tipos de importes: fijo y variable. El fijo está basado en la potencia contratada y el importe variable, lógicamente, depende del consumo. A estos dos cargos constantes hay que añadir los impuestos, el alquiler de los contadores (aunque sean propiedad de la empresa distribuidora) y los servicios adicionales que tengamos contratados.
Podemos entender que debemos pagar sobre nuestro consumo que es el importe variable, por el mantenimiento del sistema o utilización que se cobra mediante el impuesto de electricidad o por el contador, que ya pagamos y está claramente inflado. ¿Pero tiene sentido pagar por disponer del suministro, cuando la energía es un bien básico? Y sin ponernos románticos ¿tiene sentido que ningún otro país de la UE lo contemple este cobro? Este término fijo en la median supone alrededor del 20% de la factura (en algunos casos llega a superar incluso el 50%). Solo lo podemos entender desde el enriquecimiento injusto con el medio ambiente y la sociedad, ya que recordemos que la pobreza energética es un derivado de este tipo de políticas.
Existen varias tarifas en el mercado, en las que las más bajas se corresponden a la que disponen la inmensa mayoría de consumidores domésticos, siendo el resto destinada a los profesionales. La característica principal es que, en general, el precio de la potencia aumenta con la tarifa, mientras que el de la energía disminuye. A grandes rasgos pues un consumidor doméstico pagará comparativamente mucho por la potencia, mientras que uno profesional lo hará por la energía. A esto nos referimos con un sistema que penaliza el ahorro y la eficiencia. Si se consume más energía y si se tiene una tarifa sobredimensionada se bonifica. Sin profundizar acerca de los 12.500 M€ que el sistema percibe de los consumidores por el concepto fijo de nuestra factura, de todas las tarifas se ve claramente como de la tarifa 2.0 (la tarifa del común de los mortales) percibe 6.000 M€, el resto se distribuye en las otras tarifas. Un enriquecimiento y un escándalo.
Si la potencia contratada global de todos los consumidores asciende a casi unos 185 GW y la máxima potencia demandada por el conjunto de consumidores en el 2014 ha sido hasta ahora de casi 39 GW (el 4 de febrero a las 20:18), entonces comprendemos la magnitud del inmenso desajuste que existe en nuestro sistema con respecto a la potencia. Y si la potencia facturada del sistema eléctrico asciende a 175GW cuando lo máximo que se ha utilizado, muy puntualmente, han sido 39 GW el resto, 136GW, es pues un regalo que hacemos al sistema para mantenerlo. Saber a cuánto asciende ese regalo es difícil porque REE no desglosa esa punta de potencia demandada por tarifas, por lo que tendremos que movernos por aproximaciones,sin olvidar que es dinero que pagamos al sistema por potencia contratada, que ¡no se utiliza nunca!
Todos los datos y gráficos mostrados se han elaborado a partir de informaciones diversas de fuentes oficiales: Boletín de indicadores eléctricos de la CNMC, BOE e indicadores mensuales de REE
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